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¿Peña vence a Slim?

Por: Manuel J. Jáuregui / Reforma |
July 11, 2014


Los países verdaderamente fuertes y exitosos son los que cuentan con INSTITUCIONES sólidas y funcionales. Notarán que en los países desarrollados la tendencia es a que los líderes prometan poco y entreguen mucho.

Siendo esto contrario en las naciones en subdesarrollo: en ellas se promete mucho, pero nada se cumple. La historia demuestra que siempre resulta contraproducente crear grandes expectativas que posteriormente quedan incumplidas. Se puede decir pues que, entre otras cosas, el éxito de las naciones depende de cuando menos estas dos cosas: institucionalidad y equilibrio.

Aquí en nuestro territorio, queremos ver instituciones fuertes, privadas y públicas; en lo personal nunca hemos creído en los caudillos, mesías o superhombres que con su solo liderazgo son capaces de mover montañas y cambiar el curso de los ríos. Nada de eso: aun los hombres más brillantes cuentan con enormes limitaciones y frecuentemente sus fortalezas resultan ser, al mismo tiempo, sus debilidades. En este sentido les confesamos, amigos lectores, que no nos gusta que dentro y fuera de México se hable de que "Peña se impuso a Slim"... ¡y que esto sea no sólo bueno, sino genial!

Ni de relajo defendemos a Slim: ni uno ni otro de los mencionados líneas arriba jamás nos han regalado ni un chicle Totito, de manera que ambos (sin ofensa) nos vienen Wilson. Lo que no nos gusta de la formulación mencionada nada tiene que ver con las personas, sino con el hecho de que se PERSONALICE un proceso que debe ser institucional. Nunca en las naciones desarrolladas atestiguarán ustedes que quien representa el poder público EN LO PERSONAL señale a UN ciudadano en particular como merecedor de su encono y/o castigo con leyes dirigidas, específicas o dedicadas.

El proceso por el que -presuntamente- atraviesa México de transformación ABRIENDO sus mercados y promoviendo la competencia en ellos, combatiendo los monopolios y los oligopolios, no puede ser una lucha personal de un Presidente contra un ciudadano, por más rico o poderoso que éste sea. Porque si no, entonces por qué no "Peña somete a Larrea" o "Peña domina a Azcárraga", "Peña vence a Baillères" o "Peña se come a los Servitje", o pónganle el nombre de quien quieran a esta errónea formulación o visión, o lo que resulte ser.

En el fondo no es nada bueno para México que se hable en estos términos, mismos que nos encontramos ayer verbatim mientras ojeábamos prensa extranjera. Entre otros, el medio financiero del ex Alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que lo formulaba exactamente de esta forma.

Puede a simple oídas esta presentación de hechos sonar halagüeño para el Presidente, por aquello de lo fuerte y exitoso, pero a la larga resulta sin duda NOCIVO para el País. Éste es, precisamente, el caso por el que RUSIA no sale de perico perro: porque allá se ha creado la fama de que Vladimir Putin encarcela, frena o multa a empresarios -o ciudadanos- que le caen panzones, o bien, han osado criticarlo o disentir de sus decisiones o desacatarlas.

No hay en Rusia INSTITUCIONALIDAD, sino sólo las acciones chicharroneras dirigidas, enmascaradas, pero individualizadas de un DICTADOR, enderezadas contra los simples ciudadanos: el PODER DEL ESTADO empleado para someter a los individuos. Ello es muy diferente a una institución que crea condiciones de equidad para que se dé la competencia y existan reglas equitativas de participación y acceso, que es a lo que aspiramos en México.

Les repetimos, lo anterior no es defensa de Slim, ni de cualquier otro afectado, a quien por cierto le harán lo que el aire a Juárez, pues su emporio es ya más grande fuera de México que en México: más bien la nuestra es una condena a la personalización de un proceso que debería de ser totalmente institucional. México NO ES RUSIA -y Dios nos libre, no queremos que nunca lo sea- ni que caiga jamás en manos de un Putin ¡ni nadie que se le parezca!

Hablemos pues de PROCESOS, de ideas, de INSTITUCIONES y no de imposiciones personales más propias de la lucha libre que de la transformación, democratización económica y modernización de un País atrasado, plagado de vicios monopólicos, que -precisamente- iniciaron y se fomentaron desde el Estado mismo.

 

 

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Fecha de publicación: 11-julio-2014

 

 

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